“La población de Candelaria ya no es la de los años 80 y las leyes tampoco”

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Mari Brito, alcaldesa de Candelaria, está inmersa en las Fiestas Patronales de su municipio y en otras muchas responsabilidades propias de sus cargos. Desde que finalizaron las restricciones que impedían las celebraciones, su equipo de gobierno ha puesto en marcha la maquinaria y Candelaria vuelve a cierta normalidad. 

En Candelaria nunca hemos parado nuestra actividad cultural, nos adaptamos a las medidas establecidas en cada momento y el Espacio Cultural Cine Viejo se ha consolidado como un referente cultural a nivel insular. Conciertos, teatro, musicales, debates, homenajes… Sin duda, no solo quisimos reafirmar nuestro compromiso con la cultura en el municipio sino también con los profesionales del sector, haciendo siempre hincapié en colaborar con los vecinos y vecinas de la localidad: músicos, cantantes, actores, compañías, artistas, empresas de sonido e iluminación, productoras, técnicos, acomodadores, etc. Son cientos de profesionales y familias que han podido trabajar en este enclave y ahora, este compromiso continúa en los eventos al aire libre, en las fiestas.

Tenemos muchas ganas de reencontrarnos en el marco de las fiestas de Santa Ana y El Carmen. Como cada año, le hemos dedicado mucho tiempo, esfuerzo y cariño a la programación de nuestras fiestas patronales, pensando siempre en nuestro vecinos y vecinas

La pandemia no ha finalizado, ¿esto conlleva un plus de responsabilidad?

Por supuesto, hay un plus. Percibo en la ciudadanía esas ganas de vivir las fiestas, pero también esa responsabilidad y los hábitos adquiridos durante la crisis sanitaria.

Un claro ejemplo de ello es el comportamiento ejemplar que se tuvo durante el VIII Baile de Magos en la Plaza de la Patrona de Canarias y que aunó a 5.000 personas sin incidencias. 

Invito siempre a la ciudadanía a visitar Candelaria los 365 días del año, pero si lo hacen durante los meses de julio y agosto porque deciden compartir nuestras fiestas, podrán disfrutar de un ambiente festivo singular en el que se conjugan las tradiciones y los elementos más innovadores como el evento Tapas y Vinos que se ha consolidado en los últimos años.

¿Han quedado proyectos y tareas pendientes por el camino durante la crisis sanitaria? ¿son retomables…?

Durante los dos últimos años y medio nos hemos adaptado a la crisis sanitaria, la hoja de ruta se vio modificada por la misma, pero, a pesar de las adversidades hemos trabajado intensamente para que los proyectos y objetivos principales que nos marcamos al inicio de la legislatura vayan avanzando. Candelaria está construyendo su futuro, un futuro muy prometedor desde mi punto de vista.

Ejemplo de ello es la adquisición de las antiguas naves de don Sixto Machado, en las que está prevista un área para aparcamientos públicos, un mercado de la producción local y un centro etnográfico. Otra cuestión fundamental es la aprobación del expediente del contrato de servicios de recogida de residuos, limpieza viaria y del litoral de Candelaria, cuya licitación por importe de 21.782.763,33 euros se ha aprobado en el pleno ordinario de este mes de junio.

Considero clave el desarrollo y gestión urbanística, el abastecimiento de agua, el saneamiento y la depuración, el alumbrado público, el transporte a la demanda o la rehabilitación de vías y espacios públicos. 

Este verano retomamos las fiestas tal y como las conocíamos, creo que son actos que nos animan y nos dan fuerza para ir retomando la normalidad y centrar nuestra mirada en todo aquello que la pandemia nos obligó a ralentizar.  

Candelaria es un pueblo vivo, creativo y proactivo. Retomar las fiestas de su Patrona después de dos años –y lo que ello ha significado-, no debe ser una tarea sencilla y que satisfaga a toda la ciudadanía por igual. ¿Ha habido consenso en la organización de estos festejos?

Me atrevo a decir que el Ayuntamiento de Candelaria puede presumir de contar con un equipo de excelentes personas cuyo compromiso va más allá de lo profesional, viven las fiestas y trabajan arduamente para la gente disfrute y se sienta orgullosa del lugar en el que reside.

Por ello, además de esa planificación dinámica y la organización que llevan a cabo desde las áreas de Cultura y Fiestas, hemos querido que los vecinos y vecinas de la zona puedan colaborar en diseñar sus fiestas haciendo hincapié en aquellas actividades y mensajes que de verdad quieran transmitir y con los que se sientan identificados. De esta manera, el mes pasado se celebró una reunión con los vecinos de El Pozo y Santa Ana, quienes son personas muy implicadas con las tradiciones y con las que trabajamos conjuntamente para que todo salga de la mejor forma posible. 

Aprovecho para dar las gracias a cuantos conforman la cadena que impulsa estas celebraciones, desde el pescador que atavía su barco, la vecina que traza con sal su alfombra o el viejito que adereza su boina antes de salir. Somos un gran pueblo y esta Corporación se afana cada día para hacerlo crecer.

¿La celebración de estas fiestas trae consigo trabajo y más economía?

Efectivamente, Candelaria tiene una actividad frenética, recibimos multitud de visitas durante todo el año, pero especialmente en el verano, y aunque las fiestas son el principal motor, también nos eligen para visitarnos, alojarse o residir durante estos meses miles de personas. Nuestro tejido empresarial es clave en este sentido, de forma directa e indirecta, y ello repercute de forma positiva en la economía del municipio. 

Además, estamos trabajando desde el área de Turismo y Comercio en potenciar nuestro destino. Así, la Villa Mariana se construye como un municipio diverso, abierto, potente a nivel gastronómico, comercial, sociocultural, deportivo y agrícola. 

Este año Santa Ana no tendrá elección de la Reina adulta, ¿a qué se debe este cambio en el programa?

Ha llegado el momento de tomar una decisión complicada y valiente que los tiempos y la realidad social nos exigen. Si hace años determinamos no celebrar certámenes de belleza entre niñas, en esta edición damos un paso más, prescindiendo también de la elección de la Reina adulta.

Una administración que lucha cada día por la igualdad y la ruptura de estereotipos, no debe fomentar una competición de belleza entre chicas, ante un jurado que las califica en función de sus condiciones físicas, dejando fuera a una inmensa mayoría que no llega a unos cánones preestablecidos. Alguien tiene que revertir este tipo de actos que, inconscientemente, hemos vivido sin reflexionar demasiado en los verdaderos valores que transmiten. 

No podemos promulgar una cosa y la contraria, así que, por mi parte, siento que es más correcto destinar el presupuesto de ese evento a trabajar con los jóvenes de Candelaria en programas de educación que eviten la discriminación, los trastornos de la alimentación, la violencia de género y otros problemas entre los adolescentes. Seguiremos impulsando los pases de moda con más participación y diversidad, así como la industria y los profesionales del sector, pero sin que nadie tenga que etiquetarse como más guapa que las demás. 

No cuestiono que se haga en otros lugares, solo procedo según mi conciencia de mujer y Alcaldesa del siglo veintiuno, consciente del peso histórico que tiene este acto, pero aliviada porque su eliminación no afecta a ninguna persona en concreto. 

Además, no es la única novedad…

Otro cambio que afrontarán estas Fiestas será el traslado del Baile de magos a la Plaza de la Patrona. La normativa actual impide la capacidad de mesas y el aforo que tuvimos. De seguir el baile en Santa Ana, unas 40 familias perderían la ubicación histórica de su mesa y solo podrían acceder unas 1500 personas.

A nadie agrada prescindir de un entorno ligado a la identidad de este baile, mucho menos a mí, que lo he vivido desde niña. Pero más allá de ese comprensible apego, existe una realidad aplastante: la población de Candelaria ya no es la de los años 80 y las leyes tampoco. De igual manera que el baile pasó de los salones de Don Sixto al Cine y luego a la Plaza de Santa Ana, toca de nuevo un traslado, que las generaciones actuales afrontarán con naturalidad y harán suyo, como hicimos nosotros. 

Y estamos de suerte. A solo 100 metros tenemos una de las mayores plazas de Canarias, dentro del mismo barrio, vigilada por la torre de Santa Ana, donde caben 200 mesas y 5000 personas con mayor comodidad, que agranda la capacidad de candelarieros que quieren entrar al baile y no consiguen entrada, acogiendo también a quienes se fueron a vivir fuera y les apetece optar a una mesa para cenar con su familia. La Plaza de la Patrona es la única alternativa que permite celebrar una noche donde quepamos todos. Lo avala el sentido común y el interés de la mayoría. Las tradiciones las cuidan quienes son capaces de adecuarlas a las nuevas condiciones.

¿Qué supone para usted, como alcaldesa y como candelariera, volver a sentir el ambiente de fiesta en este enclave del municipio?

Tengo recuerdos entrañables de esta época del año con mis abuelos, cuando una crece y vive las tradiciones las siente y las disfruta de una manera singular. Además, el ambiente de las fiestas de Santa Ana y El Carmen es muy particular, es un ambiente distendido, amable y muy familiar, sigue respirándose esa magia de las fiestas del pueblo. También es una ocasión para reunirnos entre amigos y familia, ponernos al día, pasar un rato juntos y romper con la rutina. Desde mi punto de vista también lo es para recargar las pilas y compartir con los vecinos y vecinas en otro entorno. 


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